Tollos, un pueblo de la montaña
Tollos nació como un pueblo morisco en el siglo trece. Tras la expulsión de los moriscos en 1609, la zona quedó casi deshabitada, y la población actual descendió de inmigrantes mallorquines que repoblaron la zona al final del siglo diecisiete. Tradicionalmente la economía local se basaba en el cultivo de olivos, almendros y frutales.
Aunque muchos viven fuera, vuelven los fines de semana
para cuidar los bancales, en Semana Santa para pasarlo bien con los amigos, y
sobre todo en verano para reunirse con toda la familia y compartir los días en
la piscina y las noches charlando y cenando juntos. Hasta la jubilación de David, el restaurante era un punto de encuentro para tomar una cerveza y tapas y ponerse al día con los amigos, reunirse con otros más para una buena comida o simplemente tomar unas copas por la noche en la terraza, disfrutando de la brisa de verano.
El
pueblo tiene piscina, completamente renovada en 2009, parque infantil y
polideportivo. El nuevo ayuntamiento alberga las oficinas del alcalde, consulta
del médico y una sala polivalente. También hay una farmacia que abre dos veces
a la semana y una residencia de tercera edad. No hay tienda, pero el panadero
de Facheca reparte pan cuatro días a la semana, el carnicero viene los sábados
y el verdulero los miércoles. Hay buena cobertura de móvil, y el ADSL funciona
muy bien.
Tollos está
a 770 metros por encima del nivel del mar, por lo que el clima es menos húmedo
que en la costa. Por lo general goza de temperaturas suaves con mucho sol. Su
entorno natural cruzado por caminos rurales y pequeñas sendas hace de la zona
un paraíso para dar un paseo o salir
en bici.
en bici.